abril 29, 2019
¿Son lo mismo un cuento y un relato?
Si te has preguntado si es lo mismo el cuento que el relato, la respuesta es que sí, es lo mismo. Ahora déjate de tonterías ociosas de gente blanca de clase media con la vida resuelta y ponte a escribir tu cuento, de preferencia uno bueno.
abril 21, 2019
Hadas amorosas: Mariana
Mariana
Chavo, tienes una novia guapa. Dile que la quieres, no la
riegues, no lo mandes todo al carajo con esa cabeza imbécil que te cargas.
Tú novia es
mayor que tú. No es una señora, pero es mayor. A veces van a comer al centro,
donde nadie los conoce. La besas en público y te sientes increíble cuando todos
te ven y se escandalizan y tratan de ocultar su desaprobación cuando la tocas.
Sabes que todos son unos cretinos hipócritas, hijoputas que se madrean a sus
niños y a su vieja y usan traje y corbata y conducen un estúpido auto que les
hace olvidar que tienen el pito chico. Y la acaricias, le metes la mano bajo la
falda, fingiendo que tratas de hacerlo sin que nadie lo note, pero quieres que
todos lo noten y se sientan celosos porque tienes la novia más guapa.
Chavo, tu novia
no es guapa y ya. También es lista. Brillante. Es escritora y sabes que sería
una gran escritora si este pinche país no estuviera sumido en la mierda priista
y a las personas no les importara más el pinche futbol que un buen libro. No
eres un gran lector, tú, pero conoces a Kafka y sí has leído a Borges, aunque
no le entiendes ni madres. A ti lo que te gusta es bailar. Bailar hace que se
te olvide que te vas a morir.
Hace cinco
años te diagnosticaron un puto cáncer. Te vas a morir porque eres pobre. El
cáncer es curable si se detecta a tiempo. Y una verga. El cáncer es curable si
tienes dinero y no te toca un matasanos hijo de la chingada. Pinche doctora. La
doctora Mata. Le queda bien su nombrecito a la culera. Tu cáncer era operable,
pero ya no lo es. Te vas a morir y eso puede ocurrir esta noche o en cualquier
momento de los próximos dos o tres años. Nadie lo sabe. Mariana, por supuesto,
no tiene idea. No le vas a decir nada porque prometiste que no la harías sufrir
nunca y sabes lo mucho que te quiere.
Le dices Te
quiero en voz alta, tus dedos se deslizan dentro de su ropa interior. Ella
suspira, aprieta las piernas y da un bocado a su ensalada. No puede ocultar una
enorme sonrisa detrás de esos pequeños labios. Es lo que más te gusta de ella,
su sonrisa y esa cara dulce y amable y todo lo que te enseña. Es la mejor del
mundo, y tú lo sabes. Sacas los dedos humedecidos, con ellos tomas un poco de
pan y lo remojas en la sopa, te lo llevas a la boca y te chupas los dedos. Ella
se echa a reír y la quieres como nunca has querido a nadie.
Te das
cuenta de que el imbécil de la mesa de junto los está criticando. Le ves la
jeta y sí, tiene la expresión de tener metido un tubo por el culo. Mariana, le
dices, ¿sabes qué es lo que más odio? A los pinche maricas que vienen a comer a
este lugar. Deberías escribir un cuento sobre esto.
¿Sobre qué?
Sobre
nosotros.
Mariana es
una buena escritora, es lista y tiene un amplio vocabulario. Conoce palabras
como “melifluo” y “clepsidra”. Tú fuiste al diccionario a verificar y ella no
se burló de ti. Es hermosa bajo la luz del alumbrado público y es hermosa
cuando te mira. Y la quieres sobre todo porque no te hace sentir que no te la
mereces, aunque no te la merezcas. Piénsalo: si una mujer como Mariana te
quiere, entonces tu vida no ha resultado un total fracaso.
Esta noche
deberías invitarla a bailar, y cuando estén juntos en la cama, cansados de la
pista, deberías cantarle algo y decirle palabras tiernas. ¡Chingada madre,
incluso deberías decirle Te amo. Mariana es la neta. Deberías hacérselo saber
esta misma noche, quién sabe si mañana tengas oportunidad.
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