Bird
El sábado, Martín se despertó después de las once de la mañana. Desayunó choco-crispis, agarró su balón de básquet y se fue a la cancha a meter unas canastas. Pero la cancha estaba llena de niños, que jugaban soccer. Pinche futbol de mierda, pensó Martín, me cagan la madre todos los pinches pamboleros.
Pero en el fondo, Martín envidiaba a las personas como aquéllas, que lo pasaban bien con placeres simples y estúpidos, que no pensaban demasiado en nada, que tenían la cabeza y la vida un tanto vacías.
Martín se fue a su casa. Puso un disco de Bird y jugueteó un rato con su balón. Cuando se sintió aburrido, se fue a sentar, para escuchar a Bird con más atención. Diez minutos después, se había quedado dormido y su sábado había ido a parar a la mierda.
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3 comentarios:
Si me vuelves a hacer llorar...
Buen relato, Martín es un chico raro, no me lo imagino en esta ciudad...
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