Voy de la soledad a tus brazos.
II: Un fantasma eléctrico
En una calle del centro, llena de basura, humana y de plástico, me
hallé a un fantasma. Delgado, eléctrico y centellante, tenía la cabellera
alborotada y los ojos hundidos sobre el cráneo transparente. Portaba
descuidadamente una camiseta de algodón blanca con la leyenda: I♥Tarahumara,
y sus zapatos estaban sucios. Le pregunté que venía a hacer a México.
—Me han expulsado de todas
partes —dijo—. Ahora estoy aquí en busca de mi esperanza, ¿las has visto?
Fue para A. Artaud
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